Decenas de portadas en revistas adolescentes y estar sonando a todas horas en las radiofórmulas españolas no fueron motivos suficientes para que Lydia Rodríguez se luciera en Eurovisión con «No quiero escuchar». Interpretó «No estás solo», una canción compuesta por Rafael Martínez y Rafael Trabucchelli, una verdadera oda a la amistad: Kraus le dice a un amigo, sumido en una profunda depresión, que no está solo y que puede contar con ella. Puede haber sido su último discurso a una plantilla que le ha mostrado su apoyo en numerosas ocasiones. Como ocurrió con Las Ketchup, Eurovisión también supuso el final de su carrera conjunta, pese a haber sido uno de los grupos de moda durante los años anteriores. Como jugador del Liverpool se cruzó dos temporadas seguidas con el Atlético, aunque nunca llegó a enfrentarse contra ellos. El árbitro no había notado que le faltaban las botas, pues los pies del jugador estaban cubiertos de barro. La influencia de las ropas y amuletos de sioux, apaches y otras tribus nativas de Norteamérica, se ha hecho notar esta temporada.
Los hermanos Ailanto se han inspirado para su colección otoño-invierno en la «Chinoiserie», el estilo artístico europeo de influencia china, con siluetas lápiz ajustadas a la cintura, de corte recto y con acabados brillantes marcados por estampados florales. Aunque la prenda estrella es sin duda el vestido, los dos hermanos no renuncian a alguna prenda diferente, como algún pantalón pitillo o algún mono, eso sí, con los mismos estampados florales de inspiración oriental. No es de extrañar que haya sido nombrado el máximo anotador de la pasada edición del EuroBasket, donde la selección española se ha erigido como campeona de Europa por tercera vez. No porque no haya otras personas con valores sino porque el único nombre que puede atraer al público es el mío, luego el tirón tiene que ser mío: dos y dos son cuatro. Esta temporada, no hay marca que se precie que no haya ofrecido su versión. Me gusta que la gente con la que trabajo esté a gusto conmigo.
La diseñadora catalana desfiló rodeada de amigos y de gente que la ha seguido la pista desde hace diez años (¡que se dice pronto!). Pero, precisamente, en los años que muchos de esos fans nacieron, el productor, arreglista, compositor y también cantante representó a España en Eurovisión con su tema «Ella no es ella», quedando en el puesto 17 de 25 participantes. Su actuación es una de las más memorables de España en Eurovisión, pues son varios los aspectos que la convirtieron en mítica. Corría el año 1981 cuando, en el sobrio y azulado escenario de Eurovisión, aparecía José María Bacchelli -mitad italiano, mitad español- enfundado en una chaqueta blanca y con el pelo cardado, sudadera barça muy ochentero. Salió al escenario vestida de negro, embutida en una corsé de cuero, cubierta por un pañuelo verde del que se deshizo a los segundos de empezar a cantar y con un maquillaje cuanto menos vistoso. Cuando el Hada dice que las encontrarán, Pinocho dice una mentira y le crece la nariz. De moda en los años 60 y de modo breve en los 90, las sandalias con tacón medio de gran anchura fueron el calzado universal para día y noche de las señoras de la época.
Nuria Sardá, directora creativa de la firma Andrés Sardá, ha querido celebrar las bodas de oro de la empresa familiar con una retrospectiva que ha recreado sobre la pasarela de Madrid Fashion Week sus 50 años de historia. El diseñador ha subido a la pasarela una colección con tejidos novedosos en la que sobresalen abrigos-vestidos con vistosos volantes en el bajo. Y allí, en una pasarela muy neutra presentó su colección de mujer, poniendo todo el foco en los brillos y colores de sus propuestas. En La Haya, entonó una balada romántica, «Sobran las palabras», con la que tan solo obtuvo once puntos y quedó en decimosexto lugar (de 18 posiciones). Pero la barca de la que hablaba su canción terminó de hundirse con el resultado: cero puntos. Su elección para la segunda participación de España en Eurovisión fue agridulce: el español quedó en el último puesto, con cero puntos. En el 76, con una España inmersa en plena Transición política, acudió a Eurovisión Braulio Antonio García Bautista, el primer cantante canario que representó al país en el certamen.
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